En
realidad nadie puede asegurar que ese hombre sea un fantasma. Quien lo
ha visto asegura que si lo es, otros dicen que se trata de un loco. Los
gatos y los perros se ponen muy nerviosos en su presencia,los niños
dicen que una vez cruzando la puerta , ya de regreso en la calle,
desaparece, mientras va caminando con su andar cabizbajo y su sombrero
cafe.
(Puebla,Puebla)
En algunas colonias de la ciudad de puebla anda un vendedor que va
tocando de casa en casa, como era costumbre hace muchos años, Quienes lo
han visto son principalmente amas de casa y niños. No siempre le dejan
mostrar su mercancia, en cuanto ven de que se trata, le dicen que no
quieren nada y el vendedor se marcha sin que nadie note nada raro.
Pero a veces si lo dejan pasar, por curiosidad o por mera cortesia, el abre su veliz y empieza a sacar una serie de productos de belleza: el polvo para la cara Florosia, el perfume printemps de paris y el rojo de labios de burjois que evita el aspecto pintorreado...cosas asi, que la gente compraba en la decada de los 30, pero ya no existen. Al verlas, el ama de casa empieza a sospechare algo raro, luego se fija bien en el hombre: viste un traje , de esos que se usaban en el cine de oro, un sombrero de fieltro cafe de doble pedrada, el bigote bien recortado. El ama de casa siente un escalofrio extraño en presencia de ese hombre que no parece respirar. Solo una que otra ha aceptado comprarle algo, pero entonces-dicen-es peor el susto, por que el vendedor solo conoce los billetes antiguos, aquellos de 100 pesos que traian a Miguel Hidalgo y otros de la misma epoca. Y no quiere aceptar billetes nuevos; los toma en la mano y los examina, al final no los recibe y se va.
Pero a veces si lo dejan pasar, por curiosidad o por mera cortesia, el abre su veliz y empieza a sacar una serie de productos de belleza: el polvo para la cara Florosia, el perfume printemps de paris y el rojo de labios de burjois que evita el aspecto pintorreado...cosas asi, que la gente compraba en la decada de los 30, pero ya no existen. Al verlas, el ama de casa empieza a sospechare algo raro, luego se fija bien en el hombre: viste un traje , de esos que se usaban en el cine de oro, un sombrero de fieltro cafe de doble pedrada, el bigote bien recortado. El ama de casa siente un escalofrio extraño en presencia de ese hombre que no parece respirar. Solo una que otra ha aceptado comprarle algo, pero entonces-dicen-es peor el susto, por que el vendedor solo conoce los billetes antiguos, aquellos de 100 pesos que traian a Miguel Hidalgo y otros de la misma epoca. Y no quiere aceptar billetes nuevos; los toma en la mano y los examina, al final no los recibe y se va.
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