Monterrey.-
En vida llevaba el nombre de José Fidencio Constantino Síntora,
conocido como El Niño Fidencio, y su vida lo llevó a convertirse en un
icono de la religiosidad popular de México y de otros países.
Nacido
en Guanajuato, pero radicado en Espinazo, poblado ubicado en Mina,
Nuevo León, Fidencio es el centro de un culto organizado, emanado en la
inmensidad del desierto.
Sus seguidores se cuentan por miles. Algunos acuden dos veces al año a las peregrinaciones a Espinazo.
“Pues
Espinazo es el lugar más sagrado para los fidencistas, claro que ir en
peregrinación a este poblado de Mina, Nuevo León, es la culminación de
lo que se podría llamar un acto de fe”, sostiene William Breen Murray,
antropólogo y catedrático de la UDEM.
Según el especialista,
esta tradición nació de la medicina empírica, y resume mucho de los
conocimientos de la herbolaria del noreste mexicano, especialmente sobre
el uso de la gobernadora y la flora del desierto.
“Conocía muy bien
el uso de las plantas del desierto y utilizaba la gobernadora como uno
de sus remedios”, mencionó Héctor Jaime Treviño, historiador.
Por
su parte, Breen Murray comenta que el fidencismo es quizás la única
religión nativa del noreste de México, pero aclara que ésta no preserva
ningún rasgo que lo relacione con el pasado indígena.
“Se basa
en una creencia popular surgida de la admiración a la figura de un
curandero de principios del siglo XX. La creencia en las posesiones y
las tendencias idolátricas han llevado hasta la hacienda de Espinazo a
miles de personas a visitar la tumba de Fidencio, como una especie de
dogma o doctrina de fe”, explica el catedrático de la Universidad de
Monterrey.
A este tipo de religiosidad, sostiene el antropólogo,
se le conoce como sincretismo e integra las creencias del fidencismo al
catolicismo popular, debido a la canonización del curandero, que se ha
vuelto el santo patrono para varias actividades rituales en la región.
“El
culto ha conducido a las peregrinaciones a Espinazo, y a un sincretismo
que combina el espiritismo con el catolicismo ritual de los cristianos
apostólicos”.
Mencionó la evolución que ha tenido el culto a través de los últimos años.
“Este
culto se caracteriza por estados de trance entre sus chamanes y la
manifestación de santidad del niño representado en imágenes; hoy en día
el culto sólo se limita a proporcionar remedios básicos y a dar
consultas espirituales”, puntualizó Breen Murray.
A 73 años de haber muerto, los seguidores del Niño Fidencio van en aumento, hecho que llama la atención a los especialistas.
“El fidencismo, más que una religión, es un movimiento cultural que gana adeptos, porque ven satisfechas su necesidad
en esta religión, lo que se ve traducido en la propagación de este
sistema de creencias”, comentó Cristóbal López, sociólogo y maestro de
la UANL.
Aclara que la propagación del fidencismo responde a la satisfacción de las demandas espirituales de sus seguidores.
“Hay
algunas personas que practican algún tipo de creencia y tienen algo de
insatisfacción, lo que se ve traducido en el refugio de creencias
alternativas, que vienen a complementar las necesidades de la gente”,
externó el catedrático de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
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